Hace unos meses me apunté a un ciclo de en la filmoteca que versaba sobre la influencia de la película Vértigo de Alfred Hitchcock en el cine posterior, para ello se proyectaron varias películas de diversos directores ( Polanski, De Palma, Truffaut, Wyler,...). La cosa parecía interesante, pero no, porque unos señores muy avispados, todos ellos catedáticos de la Universidad, decidieron que lo más inteligente era colocar un prólogo antes de cada proyección para, a modo de introducción, explicarnos la relación entre ambas obras. Evidentemente se cargaron la película que luego veríamos, ninguno de ellos tenía intención de avanzar nada más que lo necesario, de hecho lo avisaban antes de empezar su perorata, pero no podían resirtirlo, es superior a sus fuerzas, el demostrar que saben más que nosotros, comentaban las escenas determinantes y las arrasaban, contándonos lo que iba a pasar y cómo iba a pasar. Sinceramente, jamás me aburrí tanto en una sala de cine, ni siquiera en Matrix Reload.
Entonces me surgió una pregunta: ¿ Para qué coño sirven los prólogos? Mi opinión tras este ciclo, y leer algunos libros, es que sirven para demostrar que el notas que lo escribe se ha leído el libro, ha visto la película,..., en fin que saben de que va la cosa, tanto que piensan que son los únicos que lo han comprendido y deciden que sin su ayuda jamás seremos capaz de comprenderlos, nosotros los tontitos; y a pesar de que el tío alaba encarecidamente al autor, decide joderlo comentando las sorptresas al futuro lector, espectador,..., con cosas como en este tramo el relato se vuelve interesante por el giro que da la muerte de tal personaje secundario que afecta al pesonaje principal de la siguiente manera. Seguro que estos hijoputas de niños eran los típicos que según salían del cine iban comentando el final a los cuatro vientos, y claro, ahora de mayores les debe dar cierto palo,por miedo a que no les respondan las piernas, así que decidieron que lo mejor era hacerlo por escrito o desde un pedestal para tener mayor respetabilidad .
Señores prologuistas, si de verdad quieren ayudar al autor, colequen toda su mierda detrás que aquél ser al que le haya gustado la obra, seguro que continuará leyendo, e incluso le será de ayuda.
sábado, 15 de marzo de 2008
lunes, 10 de marzo de 2008
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