miércoles, 10 de febrero de 2010

The Wire: 60 horas de cine negro




Si no te gustan los saltos en el tiempos, ni los personajes que cambian de bando como el humor de una mujer cuando le entra la regla, ni los misterios inexplicables, ni los vampiros que viven por el día, ni los personajes guapos que lo saben todo, estáis de enhorabuena, the Wire es vuestra serie. Si os gusta todo lo anterior, también os gustará, siempre que no espereis nada de lo citado al principio.

The Wire transcurre en la ciudad de Baltimore, principalmente en la zona pobre, donde el tráfico de drogas es el pan de cada día, y el sustento para los marginados de la sociedad, de aquellos que los políticos solo recuerdan en la proximidad de las elecciones, pero que durante el resto de sus mandato no deja de ser una estadística que tienen que bajar para mantener el cargo. En este escenario empieza la serie, seguiremos la evolución de un caso de escucha de la policía para atrapar al capo local, sin prisas ni pelos de la nariz en la escobilla del vater que nos dará el ADN del asesino. Aquí el tiempo no importa, pues se cocina despacio permitiendo conocer el fondo de los personajes, un amplio elenco de narcos, soldados, vendedores de crack en la esquinas, yonkis, policías, sargentos gordos que se pasan el día viendo revistas pornos de mujeres con las tetas gordas, comisarios con aspiraciones políticas, y un grupo de deshechos del cuerpo policial a quien se le encarga la tarea, gente apartada de sus trabajos, bien por su incompetencia, bien por hacer demasiado bien su trabajo, y que poco a poco nos mostraran la ley de la calle

Tiene cinco temporadas y en cada una tratan un problema, el tráfico de droga, el trato de blancas, la política, las escuelas y el periodismo basura, en cada una de éstas seguiremos a un grupo de policía que intenta hacer su trabajo aunque no siempre lo consiguen, debido a las trabas que les ponen desde las altas esferas.

The wire es una serie hiperrealista, donde con paciencia llegas a comprender la situación de los barrios bajos de Baltimore, lo que empezó como una serie policiaca, acabo siendo una crítica en toda regla a la sociedad norteamericana, hasta el punto de que los gobernadores de la ciudad, que en principio dieron todos los permisos para que se grabará in situ la serie, acabó arrepintiéndose de lo que habían hecho, y mantuvieron el contrato tras hacer cuentas y ver el dinero que les dejaba.

La única pega que se le puede poner a esta serie es el doblaje, malo a más no poder, y con cambio de dobladores en la tercera temporada, jodiendo por completo los personajes más importantes. A pesar de esto merece la pena verla, si inténtais verla en inglés, aseguraos de conseguir bien los subtítulos pues a los negros del oeste no hay dios que los entienda en versión original.