martes, 14 de diciembre de 2010

Sobre víctimas y verdugos

Después del todo pollo que se ha montado con lo del dopaje en el atletismo, me quedo con una frase del presidente Odriozola: " Yo soy una víctima". Es acojonante que alguien que no ha sufrido maltrato, ni violencia, discriminación, ni siquiera que le hayan privado de alguna de sus libertades se considere víctima a sí mismo, a menos que considere que el no haber entrado en el reparto del pastel pueda ser algo de lo anterior, aunque tampoco, porque un tío que lleva veinte años dirigiendo el cotarro, si no se entera de eso no es un víctima sino un lerdo.

El victimismo es uno de los grandes males endémicos del siglo XXI. Desde luego ahora mismo no se me ocurre nadie que no sea una víctima, por ejemplo los controladores aéreos exponían el mismo argumento, el de wikileaks es otro, al igual que las tías a las que supuestamente violó, al igual que los pobres EEUU que se ha dejado mangar la cartera por ser unos bonachones, como los pobrecitos bancos que cada año ganan más pero que no dejan de ser meras marionetas en el teatro de la especulación de la que ellos son solo responsables de un porcentaje de las ganancias porque al fin y al cabo es su trabajo y no por el ánimo de lucro como dicen los malpensados. Tanto el gobierno como la oposición no dejan de recordarnos que son víctimas de las circunstancias unos por estar gobernando en tiempos de una crisis que negaron durante las elecciones y los otros porque no gobiernan debido a un complot del PSOE con ETA y terroristas islámicos,como si de una peli de Bond se tratara. Mourinho es un pobre al que le roban cada vez que pueden y Guardiola una víctima de sus éxitos. Solo Jiménez los Santos no es una víctima, sino un mártir de la opresión de la izquierda en los medios, pues como todo el mundo sabe, la derecha solo tiene un par de medios a su disposición para proclamar su verdad.

Llamadme rebelde, pero echo de menos a los verdugos, me parecen mucho más íntegros a pesar de ser unos cabronazos, pero al menos tienen el encanto de Pepe Isbert en la película homónima. No niegan lo que hacen, por ejemplo a prohibir algo no lo llaman tolerancia cero, sino prohibición, no intentan camuflar sus acciones mediante eufemismos, ni luchan por el significado de palabras que se van vaciando cuanto más sentido le quieren dar las asociaciones cuyo problema más grave se reduce a la semántica, problemas al fin y al cabo de clases acomodadas que solo luchan por decir que luchan, de niños que quieren la PS3 porque la PS2 ya está pasada de moda.

La verdad que coincido con USA en que hace falta un enemigo común al que cargar las culpas, alguien contra el que luchar pero ya hace tiempo que no encuentran uno de envergadura. Con Bin Laden lo intentaron pero no dio la talla, no ha pasado a ser un malo global como lo fue Hitler o Sadam, quizás los yankis han perdido su capacidad de antaño de crear verdugos respetables o quizás es que ya no nos creemos cualquier cosa que venga del país de los oportunistas. Ahora lo están intentado con el de Korea del Norte, pero tampoco cuela, quizás se deba a que a todos esos que han señalados como enemigos solo fueron una mera excusa para saquear el país de donde era oriundo dicho málvado. Quizás es que ahora el mal no tiene cara, o no podemos ponérsela porque como dice el dicho el mejor truco del diablo es hacernos creer que no existe, y no somos más que murciélagos afónicos que se estrellan contra las paredes de la cueva o quizás es que no hay ninguna diferencia entre que nos gobiernen las víctimas o los verdugos.

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